miércoles, 31 de julio de 2013

                    MUSICANOL   POR PRESCRIPCIÓN MÉDICA.

          Lcdo.  Antonio  Martín   Soro

La seducción sonora es cautivarse por medio de armonías sugerentes y cargadas de mensaje. Es tal la función terapéutica y catártica de la música que me sorprende que no hayan  comercializado  ya un fármaco denominado “musicina “o “musicanol” entregado por prescripción médica, o una licenciatura universitaria del estilo “Música para el espíritu. Sanación sonora”.

 Necesito nada más levantarme encender el equipo y que empiecen a cantarme y a reactivarme para el resto del día. Los nutricionistas actuales luchan para que no nos saltemos nunca el paso del desayuno pues es vital para el desarrollo posterior y el desgaste de energía. Mi desayuno consta de Red Hot Chili Peppers, Led Zeppelin o un buen trallazo de Iron Maiden, y con ellos obtengo un refuerzo vitamínico esencial. Aún aletargado me dejo estremecer por el ritmo y me auto convenzo para la actividad futura.

Si las cosas no marchan bien emocionalmente siempre están los Scorpions, Jeff Scott Soto o Skid Row con esa palmadita invisible en la espalda levantándome y sacándome de esos baches que son inherentes a nuestra capacidad de ser humanos.

Científicamente uno de los factores principales en la estimulación del feto o del infante se logra con la producción de notas musicales y sus efectos. “La música amansa a las fieras” reza el dicho y es cierto, pero también desata a los mansos, desinhibe al tímido, humaniza al atroz y radicaliza al pacífico.
En la noche cuando he enumerado, nombrado y apellidado, vestido y hasta organizado en colores y tamaños a todas las ovejas que he podido crear, entiendo que hasta ellas si me lo pudieran balar solicitarían cualquier disco de Pink Floyd para que nos arropara el sueño.


Mi existencia es una cadena de fluidos sonoros, independientes pero operarios en mi empresa vital. Son mi entorno y transitan por mis venas de forma imprescindible. Incluso cuando fallezca exijo que la banda sonora sea fiel a mi modo de vivir, a la personalidad recalcitrante que me acercó o me separó de mis similares y por encima de todo que suene alto y claro.

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